Para tomarlos en su punto de salida o base, hay que ir hasta la explanada del Mercado, a pocas calles de la Central.
Llegando a Cacaxtla, pasando la señora de los tacos y los puestos de artesanías, pagando en la taquilla se encuentran en plena aventura hacia el pasado.
Si toman el camino de la derecha, llegarán al museo de sitio, pero yo soy partidaria de ver primero el original, y despues ver las réplicas y las explicaciones.
Las cactáceas cuando no alucinan, son realmente alucinantes, en cualquier lugar del mundo.
Los cerritos cercados son indicativos de que debajo de la tierra y aún de los arboles, hay antiguas construcciones...
Como en todas las construcciones mexicanas, las antiguas y las modernas, sorprende la monumentalidad
Al acercarme al edificio, lo primero que me golpeó fue un penetrante olor a cal, a cemento... Las escaleras fueron completamente reconstruídas y por lo que ví la reconstrución no durará cien años, mucho menos mil...
Pero mi espíritu crítico, calló ante el primer vestigio de color.
Son tan hermosos, tan simples aún en su conjunto de simbolismos, tan armonioso el color y las formas, que no hay más que agradecer el conjuro que los hizo perdurar tanto tiempo y tener la posibilidad de verlos.
Y ahora me llamo a silencio, para que, hasta que puedan viajar, vayan admirando lo que vi.
El mural de "Las Batallas"
Cuando puedan llegar, vayan más temprano de ser posible. La luz del mediodía, sumado a mi poca pericia con la fotografía, más la antiguedad, más los acrílicos que los cubren, quitan mucho de la belleza que se aprecia al estar ahi. Pero además, justo atrás está la zona arqueológicca de Xochitécatl, para la cual es válida la entrada, siempre que la visita se haga en el mismo día y para eso necesitan pensar, en hacer uno por la mañana y el otro por la tarde.
Así se ve el sitio de Xochitécatl desde el gran basamento de Cacaxtla.
Cacaxtla, nombre que proviene del Náhuat y que significa: lugar donde el agua muere en la tierra, fue fundado por la civilización Olmeca-Xilanca. Sus restos materiales evidencia que fueron un grupo sumamente rico, y esto se debio a la situación extratégica que ocupaban, paso oblligado de las rutas comerciales que unían el Golfo y la ciudad de Teotihuacán. A esto se deben también la temática de las pinturas, algunos con temas de historias marinas, batallas, hombres con rasgos de animales, mazorcas, estrellas y serpientes.
Desde el palacio se tenía una vista de 360°. Podían controlar todo lo que hoy es el Valle Puebla-Tlaxcala, además de deleitarse con los volcanes que yo no pude apreciar por el polvo y la contaminación.
En definita un viajecito que vale la pena. Las pinturas exquisitas, los tacos y quesadillas de la entrada, un manjar y dicen que las nieves (helados) también lo son. Estas fotos son apenas algunas, hay mucho más por ver. Buen paseo!!