Qué mejor excusa para un paseíto por el centro? Las chicas querían ir al museo de Bellas Artes, y para alli fuimos pero antes de llegar, nos topamos con la Torre Latinoamericana.
Si están en el Zócalo de la ciudad de México, comiencen a caminar por la peatonal Madero, hacia el Eje Central, y alli la encuentran!!
Para subir, cobran entrada, unos 5 dólares. tiene 44 pisos y mide 204 mts, incluyendo el pararayos y fue construída por la empresa de seguros que que le da el nombre.
Ese día no llegamos al palacio de Bellas Artes, pero lo vimos desde arriba, y dibujado en él, la sombra del famoso pararayos. También vemos un sector de la Alameda Central.
Aqui toda la alameda, alrededor de 2000mtrs cuadrados de parque en el corazón mismo de la ciudad.
Aqui Yolanda y Adriana. Si ellas no hubieran venido, quizá nunca hubiera subido. Aunque he tratado de mantener una mirada fresca sobre la ciudad, el continuo compartir con los edificios, a veces los convierte sólo en eso, edificios en la ciudad...y basta una nueva mirada de curiosidad, un asombro ante la novedad, para que todo se transforme. Y aquí estábamos, en el piso 38, a 182 mtrs de altura, contemplando la Alameda Central desde la torre.
Y contemplando la torre desde la torre. El enorme pararayos.
En el piso 38 se encuentra un museo que expone "La ciudad y la torre a travez de los siglos" Pomposo nombre para una torre que aún no a cumplido su primer sigrlo, pero si la ciudad, que la rodea y la contiene.
El perrito me cayó muy bien, pero para saber su historia tienen que subirse a la torre porque yo ya la he olvidado.
También hay un bar, restaurante y tienda para adquirir recuerdos, además de un "Museo del Bicentenario" que requería una entrada extra.
Era 4 o 5 de enero y había mucha gente con sus niños que iban a escribirle su carta a los Reyes Magos y pagaban una estampilla o sello del correo, y este la llevaba a destino, como corresponde a un correo que se precie. Una buena estrategia de sobrevivencia, en una época que ya casi nadie usa este sistema de comunicación.
Luego de averiguar los horrios del Palacio de Bellas Artes y repogramar la visita, pasamos por frente al Hemiciclo a Juárez, rumbo al Monumento a la Revolución, al que yo tampoco había ido nunca.
Saliendo ya de la Alameda, nos encontramos con Neptuno y su tridente. Todas las esculturas de la Alameda, merecen un artículo aparte, porque son realmente muy bellas.
Al fin, cansadas, con hambre, vislumbramos el monumento a la Revolución...que también merece, mejores tomas.
Terminamos la tarde muy lejos de allí, en la fuente de los Coyotes, en el centro de Coyoacán.
Y Coyoacán es todo una fiesta!!
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