Llegué a Cholula, la mañana de un 16 de septiembre. O sea, plena fiesta patria. Me habían dicho que Cholula, era la ciudad de las 100 iglesias, por lo que nunca sentí ninguna necesidad de conocerla. Con el tiempo alguien agregó que había una iglesia construída sobre la pirámide más alta del México antiguo. Eso ya empezó a interesarme.
Realmente estaba muy alta. Subimos pero no entré porque estaba recuperándome de una bacteria que me había invadido sin permiso, y ya subir hasta allí, fuen todo un reto.
Lo que lamento realmente es no haber podido entrar a la pirámide porque había una larga fila y mi cuerpito no estaba en condiciones. Pero un día de estos me voy de nuevo porque también me comentaron que hay un nuevo tren Puebla-Cholula, y nunca lo vi. Y estas fotos es lo que más se le acerca, muy cerquita de la iglesia de la pirámide. Pero no me parece que sea una estación en funcionamiento.
Las obras del tren en realidad las vi anunciadas como uno de los logros del actual gobernador, asi que quiero ir a ver si son reales.
Pero, aunque mi paseo en general me dejó un sabor a desilusión, debo decir que hubo dos cosas que me gustaron mucho.
El Churipo que probaba por primera vez, un plato de carne cocinada con salsa en una bolsa, que se deshacía al tocarla de tan tierna, (la carne, no la bolsa que como sabemos, resiste todos los malos tratos) y que fue un atentado a mi vegetarianismo. Como se ve en la foto, no pusieron cuchillos en la mesa, porque realmente, no hacían falta.
Y la fiesta del pueblo, su gente tan sencilla y amable, sus artesanías, una delicia pasear entre los puestos.
El quiosco está adornado con los colores de la bandera y estaba todo el mundo en la calle, paseando, festejando, comiendo, compartiendo.
México es un pueblo muy creyente, en su mayoría creo. Parte de la gente también estaba en los prados del parque que rodeaba la iglesia.
Y me llamaron la atención los papalotes, o barriletes, que como aves mudas le daban otro color al festejo.
Quizá quede mucho por decir de Cholula, quizá nada o muy poco...lo sabré cuando tenga la oportunidad de volver.
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